Colaboración especial:
Olivia Tirado,
www.litarquitectura.com
No es ningún secreto que los seres humanos somos dependientes de recursos no renovables. Tampoco hay duda de que con los avances médicos y tecnológicos ha aumentado la esperanza de vida y cada vez hay más personas en el mundo. Esto ha creado mayor demanda de alimentos y espacio sobre la tierra. Si comparamos la mancha urbana de 1950 de ciudades como Londres, Nueva York y Hong Kong a la mancha urbana actual, sin duda podemos observar un crecimiento exponencial. Cada vez hay que recorrer mayores distancias para llegar al trabajo y pasamos más tiempo en el auto. La población del mundo se ha duplicado desde los sesentas y se espera que para el 2050 haya 9 billones de personas en el mundo. Está claro que nuestras condiciones de vida han cambiado drásticamente de un siglo a otro y seguirán cambiando.
Estos datos muchos de nosotros ya los conocemos, pero ¿qué significan? Y lo que es más importante ¿cómo podemos contribuir a la solución?
En 1925 el Arquitecto Harvey W. Corbett presidente de la Liga de Arquitectura de Nueva York, predijo este desmesurado crecimiento de las ciudades y soñaba con una ciudad vertical. Dicha ciudad estaría conformada por cuatro pisos: el primer nivel para peatones; el siguiente nivel hacia abajo para tráfico motorizado lento (camiones de carga, autobuses); el siguiente nivel hacia abajo para tráfico motorizado rápido (autos, motos); y el último nivel para trenes eléctricos. Las calles cubiertas de rascacielos de cientos de pisos, los cuales en su interior contarían con departamentos, oficinas, escuelas, hospitales, supermercados, gimnasios, patios de recreo, cafeterías y en el último piso habría: terrazas, jardines y helipuertos.
Aunque en el año 1925 el Arquitecto Corbett no podía predecir el calentamiento global, el crecimiento poblacional y el consumo desmesurado de recursos naturales; su visión el día de hoy parece tener sentido. Su propuesta nos invita a buscar espacio vertical que sustituya el crecimiento horizontal de las ciudades, el cual daña al medio ambiente y es uno de los causantes principales de deforestación y pérdida de hábitats naturales de muchas especies.
Dicha propuesta resulta interesante ya que propone soluciones a varios problemas que existen actualmente. Este crecimiento vertical lograría disminuir substancialmente nuestra dependencia por el transporte alimentado por gasolina, el daño causado al medio ambiente por la expansión de las ciudades y permitiría que nuestros recursos naturales poco a poco se recuperen del daño que han sufrido. Puede ser que la propuesta del Arquitecto Corbett resulte un tanto idealista, sin embargo, muchos de los principios propuestos en cuanto a planeación urbana pueden ser incorporados actualmente a nuestras ciudades. Sin duda alguna, la planeación urbana y la arquitectura conforman una pieza clave para detener el daño que se esta causando a la tierra. En conjunto con diferentes especialidades muy posiblemente se logren generar ambientes que propicien detener este daño y con un poco de suerte, revertirlo.